Nombre del ser: Artúrur
Origen: Se identificó como un ser de la onceava dimensión en Alfa
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¿Cómo combatir las fuerzas regresivas?
Estamos expuestos, en nuestro camino para evolucionar, a desviar la atención en situaciones alternas que se muestran siempre como una atracción, como, por ejemplo, el placer personal.
Dejarnos llevar por el placer por encima de nuestro bienestar es parte de la manipulación por el deseo de poseer cada vez más ese gozo personal; así es como se muestra siempre el mal, en un inicio. Trata de desviar nuestra atención hacia el deseo de poseer y trata de engañar nuestro propósito evolutivo, desviando la energía hasta transformarla en regresiva. Nos hace creer que, para alcanzar felicidad y sentirnos completos, debemos de obtener lo que nuestros deseos necesitan, para así poder sentirnos plenos y satisfechos. Este comportamiento crea una dependencia, un deseo constante por querer tener el poder y sentir el placer de la manera que sea necesaria, haciendo que nuestro verdadero propósito quede en un segundo plano.
Al salir de la fuente, tenemos experiencias que nos hacen ir comprendiendo el camino para volver a encontrarnos con nuestro hogar; el deseo y el placer de las dependencias mencionadas anteriormente alejan nuestro camino hacia el hogar, confundiendo nuestra conciencia y olvidándonos de nosotros mismos.
Los seres que han sido contaminados por esta energía tienden a crear sus propias realidades: realidades regresivas. Cuando esto sucede, el alma es prisionera del deseo y es, entonces, cuando el mal toma control de nuestro ser. Cuando entramos en esta frecuencia energética regresiva, nuestra alma se enferma, se envenena y se transforma en descontrol, negándole a nuestra conciencia el proseguir con nuestro camino a casa.
Las almas que han sido contaminadas por esta energía crean un campo energético que se conecta con esa fuente negativa hasta convertirla en prisionera del mal. Las almas que vibran con la energía del mal no pueden ver el error que cometen, pues su conciencia está dormida y su ser interior se encuentra en estado de coma. Estos seres tratan, inconsciente y conscientemente, de alimentar esa energía de una manera desmedida y sin importar a lo que puedan llegar, tomando a otras almas con ellas. Es cuando no hay conciencia en lo absoluto de quiénes somos cuando esta energía actúa desviando nuestro propósito y convirtiéndolo en olvido.
Las almas más cargadas de esta energía pueden poseer varios seres habitando dentro de sí al mismo tiempo, es decir, estar poseídas por varios seres. Al vibrar de esta manera, entre ellos mismos no existe confianza, solo la convicción del deseo, sin importar si hay traición.
Un ser muy regresivo puede cargar legiones de diferentes entidades existiendo en un cuerpo físico o astral. Aquellos mundos que viven bajo leyes violadoras del libre albedrío, como la desunión entre pueblos o la desunión de una misma raza que habita en un mismo espacio, se prestan a la perfección para que estas energías negativas actúen con astucia. Cuando no hay conocimiento de nuestra propia fuente y de cuál es nuestro camino para llegar a casa, las oportunidades de alimentar la energía del mal son mayores. Planetas como tu hogar físico están llenos de estas entidades enfermas y corrompidas por el veneno de la maldad; actúan sin importar lo que tengan que hacer para alimentar su deseo por querer tener poder sobre otros, olvidándose de sí mismos.
Las frecuencias negativas se combaten con nuestra conciencia; una conciencia llena de culpa atrae a esta energía negativa. Esas frecuencias buscan flaquezas y momentos de desequilibrio para actuar. Su nivel vibratorio es tan bajo que la tristeza y el sufrimiento ajenos traen placer a sus existencias. El mal es una frecuencia regresiva que puede ser atraída por nuestro ser interior, al existir deseos de dañar a otros seres, para obtener venganza, rencor, odio, tristeza, por encima de nuestro bienestar.
Esta energía representada por las entidades que son prisioneras de ella buscará a toda costa desviar el camino a casa; esos seres dependen de esta fuerza para poder existir. Usa la introspección; aprende a entrenar los sentimientos y el deseo interno. El respeto siempre será la base primordial para combatir esta frecuencia y sus debilidades.
Cuando nuestra frecuencia está llena de equilibrio y somos conscientes de que venimos de la fuente que nos permitió existir, el deseo, el poder y el placer no podrán desviar el camino. El amor no puede ser percibido por esta fuerza negativa y no puede existir en donde perdure esta frecuencia. El mal es la confusión más elaborada del Universo.
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